El pago por uso de las vías se ha impuesto en prácticamente todos los países de la Unión Europea como único sistema viable a largo plazo para el correcto mantenimiento de las carreteras y de la seguridad vial.

La extensa red de carreteras de España, con una de las mayores superficies de Europa, y la escasa densidad de población, contrasta con el alto uso de nuestras vías por todo tipo de vehículos extranjeros. El pago por uso puede ser la solución ideal, pero es la que menos aceptarán los españoles. Para sacar adelante el proyecto hará falta el mayor consenso parlamentario posible, porque los ciudadanos no van a entender por qué tienen que pagar ahora por usar algo que antes era gratis.

Queda por dilucidar cuestiones como dónde se colocan los peajes. Algunos puede caer en zonas entre provincias y aquí entra en juego las competencias en torno a las carreteras de cada territorio. También es problemática la elección de tramos, en el modelo francés hay tramos de autovías gratuitos cuando se tratan de kilómetros muy transitados a diario en trayectos cortos, por ejemplo en las grandes rondas en torno a las ciudades la circulación en gratuita, pero en los tramos entre diferentes centros urbanos es de pago.

En cuanto al pago hay que definir si será igual para todo tipo de vehículo o si se diferenciará por nivel de contaminación, tamaño, uso del vehículo, etc. La gran pregunta será, ¿estarán exentas las motocicletas?

Parece claro que los vehículos más contaminantes sufrirán algún tipo de tasa extra con el fin de obligar al cambio por vehículos menos dañinos para el medio ambiente, pero ¿habrá ciudadanos exentos del pago? ¿Se podrán conseguir descuentos importantes para los usuarios frecuentes?

Y finalmente, estará el pago condicionado el número de kilómetros o se basará simplemente en el coste de mantenimiento de dicho tramo… a igualdad de kilómetros no es lo mismo un tramo con abundancia de túneles y puentes en zona montañosa, que otro sobre terreno llano.

Fuente: El Español