Una serie accidentes con fuerte repercusión mediática en los que estan involucrados diversos tipos de automóviles sin conductor están desacelerando la carrera por controlar el negocio de los vehículos autónomos, según el informe publicado el miércoles.

Compañías como Uber Technologies Inc., Tesla Inc. y Google, de Alphabet Inc., han apostado fuertemente por los coches autónomos como la próxima revolución en el transporte. Cuando aumentaba la presión de la industria para conseguir que la tecnología llegara a las carreteras, uno de los vehículos de Uber atropelló a un peatón en Arizona. La compañía suspendió inmediatamente su programa de prueba de vehículos autónomos. Una suspensión temporal que ha tenido sus repercusiones.

Las compañías de vehículos autónomos y conectados recaudaron cerca de 400 millones de dólares en inversión privada en el primer trimestre, un 37% menos que en el cuarto trimestre.

Toyota Motor Corp. y Nutonomy, de Aptiv Plc, también anunciaron que suspenderían temporalmente las pruebas en vías públicas en Estados Unidos. En el mismo mes de marzo, un conductor de un Tesla Model X murió en un accidente en California que ocurrió mientras el sistema de conducción automática Autopilot estaba activo.

Si bien este año no se han producido cambios significativos en las políticas federales de vehículos autónomos en EE.UU., Arizona ordenó a Uber que dejara de operarlos en las carreteras estatales. Los reguladores también están analizando los servicios digitales de transporte, de acuerdo con el informe del BNEF, que alude a preocupaciones sobre la infraestructura pública y su impacto en los mercados laborales.

Las posibles consecuencias de los servicios de transporte como Uber y Lyft Inc., como un menor uso del transporte público y más tráfico, han llevado a varios estados a proponer o aprobar nuevos impuestos. San Francisco y Seattle también están alentando a las compañías a divulgar datos sobre las ganancias de los conductores y las horas de trabajo.

“La mayoría de los impuestos gravados a los servicios de transporte hasta la fecha han sido demasiado pequeños para cambiar el comportamiento de los consumidores”, comenta Grant. Pero a medida que las ciudades lidian con las implicancias adversas tanto en el tráfico como en el uso del transporte público, “podría haber más impuestos próximamente”.

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