Hasta ahora llevaban diez años dedicados a preparar viajes en moto, en paquetes cerrados, lo que les permitió descubrir que nadie ofrecía la posibilidad de preparar un viaje alquilando motocicletas en cualquier parte del mundo, ya que para hacerlo era necesario buscar agencia por agencia y país por país. Ahora han puesto remedio gracias a la puesta en marcha de rentalmotorbike.
Son cinco los emprendedores que han decidido arrancar este negocio en el que han puesto mucha ilusión porque de momento “somos únicos en el mercado ofreciendo tanto servicio dedicado al alquiler de la moto”, explica el director general, Josep Maria Torras.
Vocación internacional
En estos momentos el portal ofrece todo tipo de motos, grandes y pequeñas, en diferentes ciudades del mundo. Se puede encontrar desde una “Honda Goldgwing por 190 euros diarios en la ciudad de Mónaco hasta una scooter en Hanói, la capital del Vietnam, por cinco euros diarios”, asegura el director comercial Jordi Faure. El portal está traducido a cinco idiomas.
Trabajo previo
Uno de los puntos clave del negocio ha sido el trabajo previo que han realizado de búsqueda de proveedores para el portal, que funciona igual que los portales de búsqueda de hoteles, vuelos o alquiler de coches. Como hasta ahora no existía ningún portal de estas características en alquiler de motos se han visto obligados a hacer un intenso trabajo previo de búsqueda de proveedores que les ha llevado a concluir que “en el mundo existen unos 2.500 concesionarios de alquiler de motos, de los cuales un diez por ciento se pueden encontrar en nuestra página”, asegura Torras.
Buena acogida
De momento, casi el 80% del tráfico por el portal para alquilar motos proviene del extranjero, aunque desde aquí la iniciativa también ha tenido buena crítica y acogida. Esta iniciativa permitirá además poder alquilar motos de pequeña cilindrada, “un vehículo ideal para conocer mejor las ciudades del mundo e incluso para moverse rápido en temas de negocio”, explica el propietario del portal motovespa.net, Martí Fernández.
La Vanguardia
