“Estos días he recibido las críticas más duras de mi vida”, explica entre lágrimas, “en el futuro no sé; el año que viene seguiré pagando impuestos en España”. En lo que parece la decisión más aplaudida de su carrera, Marc Márquez apareció ayer en el Palau Sant Jordi de Barcelona, donde se celebra el Superprestigio este fin de semana, y ofreció respuestas a una afición española que no pasa por su mejor momento económico.

Aunque la rueda de prensa estaba programada en inglés, reclamó unos instantes en castellano y procedió: "me gustaría encarar el debate creado la última semana aunque me es muy difícil hacerlo", arrancó el bicampeón del Mundial de MotoGP en un comunicado memorizado, sentado junto a su hermano Álex, Tito Rabat o Troy Bayliss. "tengo 21 años, hace unos meses decidí crear mi espacio y escogí Andorra por ser un entorno ideal para prepararme físicamente. Allí ya he pasado muchos inviernos", añadió.

"Los impuestos no eran mi motivación. No sé qué pasará en el futuro pero ahora pago y el año que viene seguiré pagando mis impuestos en España", prosiguió Márquez. Y añadió recordando la lesión en el ojo izquierdo de inicios del 2012: "nunca sabes cuándo va a acabar la carrera de un piloto. Esta semana he recibido críticas muy duras, las más duras de mi vida, y lo he pasado muy mal. Debo dar las gracias a mi familia, que me ha estado apoyando. Sólo quiero seguir corriendo en moto", finalizó, tras dos largos silencios para controlar las lágrimas.

Con ello Marc Márquez cierra el debate creado en torno a los motivos fiscales de su marcha a Andorra. Sin embargo, se abre otro sobre la legislación fiscal española, que debido a su alto gravamen desincentiva el que las grandes fortunas y empresas residan en España y tributen en nuestro país.