Calurosa bienvenida la que han ofrecido los empleados de Gas Gas a los enviados oficiales de KTM que visitaron la sede en Salt (Girona). Dos pilas de neumáticos incendiados en la entrada del edificio principal y un maniquí vestido con la camiseta de KTM que pendía colgado de una cuerda sobre la fachada del mismo, fueron los mensajes de los que aún apuestan por salvar la compañía.
Junto al espectáculo visual, unos carteles escritos en alemán e inglés les indican que “esa no es su casa”. Al parecer un grupo de empleados pidió al sindicato que se vendan las unidades en stock así como las piezas de repuesto ya fabricadas, con el fin de permitir que los propietarios de modelos de Gas Gas puedan seguir disfrutando de sus máquinas una larga temporada.
Según fuentes no oficiales, el trato que propone KTM es del tipo “o lo tomas o lo dejas”. El último ejemplo de este tipo de acuerdos lo vimos en Italia, donde tras la compra de Husqvarna a BMW, se cerró la planta y se despidió a todos los trabajadores.
Los empleados de Gas Gas temen que KTM solo adquiera la propiedad intelectual de sus modelos, cerrando la planta de Salt y despidiendo a todos los trabajadores. Bajo la nueva propiedad de KTM las motos de Gas Gas volverían a la vida para rellenar el expediente en el inexistente segmento de trial de la compañía, pero ya no lo harían más bajo las viajas siglas. Los modelos pasarían a producirse en las planta de Mattighofen.
En cualquier caso, llama la atención que hace pocas semanas KTM negara categóricamente cualquier interés en el fabricante español, y que incluso se lanzara un comunicado oficial para desmentirlo ante los medios.