Este es el triste balance de una gestión inexistente por parte de una Directora General de Tráfico que pasará a la historia por haber conseguido romper una tendencia de reducción de la siniestralidad de más de 6 años en el colectivo motorista y 11 en el conjunto de los ciudadanos.

¿Qué ha hecho la señora Seguí para conseguir esto?

Podríamos resumir su gestión de casi 4 años en tres cosas: ha realizado algunos retoques en la forma de obtener las estadísticas; ha sembrado de radares España montándolos hasta en helicópteros; y algún que otro escándalo de su marido en la Universidad de Zaragoza…

¡Ah sí! se me olvidaba, ha cambiado la Ley para que si tienes un accidente contra un jabalí o cualquier animal susceptible de ser cazado, ahora el culpable seas tu y no el dueño del coto que lo dejó escapar, ni la Administración de Fomento que no valló la carretera, un gran favor al omnipresente lobby de cazadores que domina el Congreso y un atentado contra la seguridad jurídica y física de los ciudadanos.

Por lo de más, ha vuelto a la vieja política de “ciudadano único culpable”, cerrando la puerta que tanto costó abrir a los usuarios, dejando morir el GT52, grupo de trabajo que se creó en 2007 para mejorar la seguridad vial de los motociclistas. Las pocas reuniones que se han mantenido han sido fuera del GT52 y sin más trascendencia que la foto y palmadita en la espalda. Eso sí, nos ha inundado a campañas en las que no se nos para de decir “que no corramos”, “que no bebamos”, “que no nos droguemos” y que dejemos de hacer mal todo lo que hacemos mal…

Mientras tanto, las carreteras siguen siendo trampas mortales sin que nadie exija responsabilidad a los que cobran por gestionarlas y mantenerlas con nuestro dinero y la propia Guardia Civil protesta porque Dª María tiene a la mayoría de los guardias recaudando detrás de un radar, impidiendo que puedan hacer su labor de prevención y ayuda en carretera, y los motoristas volvemos a caer como moscas con un incremento en el número de víctimas mortales que no se veía desde 2007.

Tras esta fiesta de incompetencia que va camino ya de los 4 años, solo una esperanza nos queda, y es que tras las próximas elecciones, gobierne quien gobierne, cambie a la responsable de la peor gestión de la DGT de los últimos decenios y ponga a alguien con un mínimo de competencia. No es difícil no, basta con alguien que piense más en la seguridad vial y menos en la política y tenga la suficiente humildad como para aceptar la colaboración y la opinión de los ciudadanos, nada más.

Juan Manuel Reyes Martínez
Presidente
Asociación Mutua Motera