Alejandro era un motero que junto con otros compañeros se dirigía al motoalmuerzo que habían organizado los amigos del Club Motorista Ocha el pasado domingo 29 de noviembre. Circulaba tranquilamente por la N-234, entre las localidades de Luco de Jiloca y Calamocha, cuando en el kilómetro 195 un jabalí cruzó la carretera provocando su caída y posterior impacto contra los postes de un “guardarrail” causándole la muerte.

La AMM ha contactado con algunos compañeros que estuvieron presentes en la zona y a la vista de los testimonios, se ha procedido a abrir investigación a través del Instituto de Seguridad Vial del Motociclista.

 

Según las primeras averiguaciones:

1. El día del accidente había una batida de caza en la zona pues el ruido de disparos a esa hora era constante.
2. Según los responsables de conservación de la vía, el jabalí cruzó la carretera porque iba al río a beber, sin embargo, según testimonios de los agricultores de la zona, a esa hora de la mañana no cruzan jabalíes la carretera y si lo hicieran, sería en todo caso en sentido contrario, es decir hacia el monte y no hacia el río pues estos bajan a beber al atardecer, no a las once de la mañana. Este dato junto al hecho de los disparos, induce a pensar que el jabalí huía de la batida de caza.
3. El accidente se produjo en un tramo donde ocurren decenas de accidentes de este tipo en época de caza.
4. Existiendo un precedente de alta siniestralidad, todo lo que ha hecho la Administración es limitarse a colocar señales de peligro por cruce de animales cada 5 km.
5. El tramo de “guardarrail” estaba protegido con sistemas de protección de tipo puntual no certificados, es decir que no cumplen los requisitos de seguridad exigidos por la noma UNE 135900 para los SPM (Sistemas para protección de Motoristas).

De hecho, la protección instalada consiste en un tubo de plástico coarrugado del tipo que usan los electricistas para conducir el cableado y lógicamente no ha servido para salvar la vida al motociclista.

Todo ello nos lleva a las siguientes conclusiones preliminares:

1. El jabalí pudo cruzar la carretera huyendo de una batida de caza, lo que quiere decir que ésta pudo ser el motivo del accidente de tráfico que ha costado la vida a Alejandro.
2. Alejandro podría haber salvado la vida si el Ministerio de Fomento hubiera protegido ese guardarrail con SPM certificado según UNE 135900 en vez de “proteger” los postes con un tubo de plástico.
3. Alejandro podría haber salvado la vida si ese tramo de carretera hubiera estado acondicionado para que los animales no la crucen. Siendo un tramo con un historial de accidentalidad tan elevado, el titular de la vía, en este caso el Ministerio de Fomento, o bien el titular del coto de caza, deberían haber adoptado medidas para proteger la carretera mediante vallado y habilitar pasos de fauna que eviten accidentes de tráfico sin perjudicar la vida silvestre. Lógicamente es más barato poner unas cuantas señales.
4. La víctima es el culpable: Con la nueva Ley de Seguridad Vial de la actual promovida por la directora de la DGT, Dª María Seguí, Alejandro además de víctima, es el culpable de su accidente y por tanto su seguro, si lo cubre, o en su defecto sus herederos, tendrán que indemnizar al Ministerio de Fomento por los daños causados en la señal de STOP contra la que impactó el jabalí y en los postes del guardarrail contra los que murió Alejandro.

La única posibilidad que tienen los familiares de Alejandro de evitar esta responsabilidad, es demostrar que efectivamente había una batida de caza en esa zona y que el jabalí huía de los cazadores. Es decir que al dolor de la pérdida de un ser querido, tendrán que añadir el trabajo de demostrar que Alejandro era inocente pues la Ley de Seguridad Vial le presume culpable salvo que se demuestre lo contrario.

Desde la Asociación Mutua Motera se continuará con la investigación y se pondrá a disposición de la familia y amigos todo el material y ayuda necesarios para que puedan defenderse frente a la Administración.

Seguiremos informando.

Asociación Mutua Motera