La información más reciente sitúa su reemplazo para 2017. Una renovación muy necesaria para adaptarla a los nuevos tiempos y convertirla una vez más en el estandarte tecnológico de Honda.

Cuando la versión actual comenzó su andadura comercial allá por el 2001 no eran ni imaginables las actuales tecnologías de comunicación entre vehículos, Airbag de torax, trasmisión semiautomática, caja de cambios de doble embrague, suspensión regulable electrónicamente, faros adaptativos, control de crucero activo, pantallas TFT táctiles con sistemas de información y entretenimiento complejos, modos de conducción con ride-by-wire, control de tracción, control de estabilidad, control de arranque en pendiente… las posibilidades electrónicas son casi inimaginables.

Lo que parece cierto a tenor de algunos de los planos de patentes interceptados, es que tendrá un novedoso sistema de suspensiones en el que la horquilla delantera pasará a tener un esquema parecido al telelever de BMW que consigue separar la función de dirección de la propia acción de suspensión.

Tampoco es completamente descartable un sistema de propulsión hibrido, con un motor eléctrico que podría ayudar en la acción de macha atrás, y que permitiría utilizar un motor de gasolina de menor cilindrada pero con similares prestaciones. El motor eléctrico iría situado entre el motor convencional y la caja de cambios, y su función principal sería la de ofrecer par motor a bajas revoluciones. El sistema híbrido permitiría reducir drásticamente el peso y los consumos al pasar de una mecánica de 6 cilindros y 1.800 cc a otra de tan solo cuatro. Aunque también se han visto patentes con el esquema del motor de 6 cilindros y apoyo eléctrico, lo que implica que ambas ideas están encima del tablero de diseño de Honda.

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