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BIMOTA cierra otro capítulo de su tortuosa historia
  7 de Septiembre de 2017
  BIMOTA cierra otro capítulo de su tortuosa historia

El sueño de Massimo Tamburini no ha podido prolongarse mucho más que él. La historia de la empresa toca a su fin con el regusto que deja toda esa excelencia técnica y estilística del mago del diseño italiano.

Las instalaciones de Via Giaccaglia están vacías y el nombre de la marca ya no aparece en el horizonte italiano. En su lugar solo queda una pequeña nave de almacenamiento en Lugano (Suiza).

Los propietarios actuales de Bimota, Marco Chiancianesi y Daniele Longoni, se han llevado casi todo el material que había dentro de la fábrica. De la marca solo queda un almacén en el que se guardan las últimas piezas sin ensamblar, piezas que ahora servirán de recambio para dar servicio a los últimos modelos lanzados por Bimota.  Tan solo quedan tres trabajadores en plantilla para servir las piezas que aún se servirán durante algunos meses más.

Los últimos propietarios eran los entusiastas de la firma y propietarios de la super Japanese Fours. En Bimota buscaban kits de chasis más ligeros y delgados para incorporar sus potentes mecánicas. Un triste final para una marca que nació en torno a los diseños de vanguardia de los chasis, una leyenda que contribuyó a crear Massimo Tamburini con sus geniales soluciones técnicas.

Pero Bimota nunca ha gozado de verdadera salud financiera, ni ha llegado a ser una marca de masas. Sus escasas ventas y alto coste de desarrollo de los chasis la llevó por un calvario de sucesivas quiebras a los largo de sus 40 años de historia.

El último modelo de la firma, la Bimota Impeto, era una naked propulsada por el poderoso motor Testastretta de Ducati, al que se le incorporó un compresor para incrementar la cifra de par máximo en un 20%. Estamos rememorando el Salón EICMA de Milán de 2015, fecha a partir de la cual no hemos vuelto a tener noticias o  novedades de interés para los aficionados a las dos ruedas.