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Carreteras inteligentes que producen electricidad
  3 de Octubre de 2017
  Carreteras inteligentes que producen electricidad

Ya habíamos comentado la existencia del proyecto de carretera solar de Francia que consiguen la suficiente electricidad para cubrir la demanda de una pequeña población. En esta ocasión traemos otro proyecto igual de singular en estudio por parte de investigadores británicos de la Universidad de Lancaster, convertir la vibración que produce el tráfico rodado en electricidad.

Obtener energía de la vibración que produce el tráfico sobre el asfalto es una tecnología bien conocida y disponible hoy en día. El problema es conseguir que el coste de instalar tal sistema sea competitivo, teniendo en cuenta que tienen que soportar un estrés mecánico y térmico considerable.

Los sistemas piezoeléctricos consiguen generar energía eléctrica a partir de vibraciones. Algunas zapatillas con suela iluminada usan el mismo sistema, esa es una aplicación bastante sencilla de los sistemas piezoeléctricos aplicados a la vida real. Los cristales piezoeléctricos son unos materiales que sometidos a una acción mecánica genera electricidad.

Gran Bretaña busca materiales inteligentes que una vez incrustados en la superficie de la carretera sean capaces de convertir la vibración del tráfico en electricidad para iluminar las farolas, semáforos, paneles informativos, cámaras, radares y sistemas de comunicación entre carretera y vehículo.

Según los datos previos del estudio se podría recuperar 2 megawatios de electricidad por cada kilómetro de carretera con un volumen de tráfico de 2.000 a 3.000 coches a la hora. 

La idea no es descabellada del todo, en California (foto inferior) hay un proyecto piloto que pretende exáctametne lo mismo pero en las calles peatonales. El estrés en este caso es inferior y permite trabajar a escala para comprobar su utilización práctica. En California concluyeron que un kilómetro de carretera podría conseguir hasta 13,6 megawatios de electricidad en casos de velocidad y densidad de tráfico elevadas.

Es una cantidad considerable, pero la gran cuestión es ¿a qué precio? Italia, Israel y Japón han iniciado sus propias pruebas...

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