En la tercera edición del Mulafest se darán cita más de 100 artistas de la customización. Un colectivo compuestos por pintores, ilustradores, tapiceros, mecánicos y constructores, entre los que podemos encontrar a profesionales como David Mata, de 31 años, un diseñador que abandonó sus estudios en empresariales para dedicarse a personalizar cascos y vehículos en su estudio de Badajoz.

Los apasionados a las motos saben que cuando alguien adquiere una Harley-Davidson es casi seguro que no permanecerá con su imagen de fábrica, lo primero que se suele personalizar es el depósito y el guardabarros, “es la firma del motociclista”, según David Mata.

Mata afirma que la crisis no ha afectado tanto a su negocio como al resto del sector, gracias, en parte, a que el destinatario final de su trabajo es un tipo de cliente “para el que el presupuesto no es un problema”. Un cliente entre los que se incluyen a pilotos de carreras profesionales. A ellos no les ves la cara, solo el casco, por eso les interesa que este elemento identificador sea lo más personal posible”, señala. Y aclara: “El color es importante. Ferrari es Ferrari porque sus coches son rojos, no verdes. Aquí pasa lo mismo. Hay customizadores a los que se les conoce mejor por la pintura”.

Por su parte Javier Minchán, especialista en restauración de BMW clásicas recuerda que “antes de la crisis había muchos clientes que invertían en mantener sus motos en condiciones. Ahora, en cambio, los encargos de este tipo de cliente –el motero de toda la vida, al que le gusta irse de excursión un fin de semana– se han reducido. En su lugar ha ganado peso un nuevo tipo de usuario de alto poder adquisitivo, al que no le interesa tanto que la máquina esté bien sino que se vea bonita para poder llamar la atención cuando sale con los amigos”. Michán precisa que dependiendo del estado original del vehículo y lo profunda que vaya a ser la reparación, el coste de una restauración puede variar desde los 6.000 hasta los 12.000 euros.

Fuente: Cinco Días