Quizá el único pero que mantenía a este tipo de detectores alejados de nuestras carreteras es que no son muy precisos a la hora de determinar la velocidad exacta a la que circulamos. A pesar de ello España ha destinado 1,6 millones de euros a la compra de 30 de estos artilugios.
Parece que a la hora de invertir grandes sumas de dinero en radares, como ocurre con los radares aerotransportados Pegasus, la administración no pone el más mínimo reparo. Al fin y al cabo, ¿cuánto tardarán en amortizarlos?, ¿tres meses?, ¿un año?