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La ciudad de los 450 pasos de cebra
  1 de Junio de 2012
  La ciudad de los 450 pasos de cebra

La localidad valenciana de Xirivella ha logrado reducir la velocidad en su centro urbano y con ello, el número de accidentes de tráfico, sin recurrir a semáforos.

En la localidad valenciana de Xirivella el problema no son los semáforos, porque no hay. A cambio, sus vecinos tienen que bregar con unos 450 pasos de cebra y otras medidas ideadas a lo largo de una década con el objetivo de que Xirivella se convirtiera en una ciudad con una velocidad máxima en su casco urbano de 30 kilómetros por hora. “El proyecto lleva mucho tiempo y la valoración es muy positiva”, explica su alcalde, Enrique Ortí, del PP. “Estamos centrados en hacerla más accesible y los peatones tienen prioridad sobre los vehículos”, asegura.

La idea surgió en 2002. A finales de ese año se desconectaron todos los semáforos y comenzaron a quitarse los báculos. “La verdad es que se ha notado mucho. Yo creo que es muy favorable. Antes era un follón”, resume Francisco Zornoza, un jubilado de 71 años y uno de los más de 30.000 vecinos de Xirivella. “Ahora no suele haber denuncias por velocidad”, admiten desde la Policía Local, “y, además, se ha mejorado la señalización”.

A la retirada de semáforos le han acompañado otras medidas, como incluir pequeñas rotondas o isletas, romper la linealidad de las calles o incluir pasos de peatones elevados.“Aquí hay muchos badenes y se respetan”, opina Francisco Javier, taxista de 59 años.

Los siniestros han bajado más de un 60% en cinco años.

El caso es que las cifras dan el visto bueno a la iniciativa. Según fuentes policiales, los accidentes han descendido más de un 60% en cinco años. Mientras que en 2006 se registraron 315, el número en 2011 era de 136. “Las denuncias de 2010 fueron 2.509, pero no suelen ser de velocidad. Se deben, sobre todo, a la obstrucción de aceras o paso de individuos”, aseveran. “Las denuncias siguen siendo las mismas” continúan, “y las infracciones se siguen cometiendo. Pero ya no comprometen la seguridad del ciudadano”.

El último semáforo que se eliminó fue el de la glorieta de entrada desde Valencia. Ahora, esta rotonda acoge un pequeño jardín. “También queremos crear carriles bici, habilitar zonas de aparcamiento o elevar los pasos de peatones”, avanzan en el Ayuntamiento. “Además, muchas de estas actuaciones tienen un coste muy bajo”, afirman.

"Los peatones tienen prioridad sobre el coche", dice el alcalde.

Xirivella no es la única ciudad que prescinde de semáforos. La catalana Olot o el municipio vasco de Amorebieta tampoco los tienen. En esta última, el jefe de policía aseguraba hace tiempo haber reducido en un 80% el tráfico y comentaba que “sigue habiendo atropellos y golpes, pero la mayoría se producen por la salida de coches estacionados”.

En Xirivella quieren más. Pretenden crear la “ciudad densa”. “Que las necesidades básicas de sus habitantes queden cubiertas sin recurrir al coche, de manera que aumenten los espacios públicos y los desplazamientos a pie o en bicicleta”, señalan en el Consistorio. Napoleón, un cuidador de 40 años que se desplaza en bici no opina lo mismo. “Los semáforos son importantes”, responde lacónico.