Según la propuesta presentada ante el Congreso de los Diputados no solo había que reformar los tramos más peligrosos y dotarlos de SPM, también había que señalizar el peligro en puntos de alta siniestralidad, como las curvas de Tameiga y las del Molino.
Así nos encontramos con el uso de barreras de hormigón entre calzadas, y márgenes con presencia de mucha gravilla. En el tramo de Mos tampoco se ha contado con iluminación, por lo que al abandonar Vigo la vía se sumerge en la oscuridad.
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