Los radares franceses se alejan cada vez más del terreno de la Seguridad Vial para entrar en su vertiente recaudatoria para las arcas del estado, como demuestra que la mayor parte de los mismos están instalados en las autopistas, que son precisamente las más seguras para los usuarios y en especial para los motociclistas. Por el contrario las carreteras nacionales, donde se producen la mayor parte de los accidentes, solo tienen un radar cada 1.000 kilómetros.
Desde el 10 de enero, cuando la velocidad máxima para el disparo se redujo hasta los 70 km/h (en lugar de 80), el número de destellos que aparecen en la circunvalación de París subió un 20%. Los 16 radares instalados en la circunvalación de París realizan una media de 1200 sanciones diarias.
Ahora el gobierno plantea una vuelta de tuerca más, e instalará un nuevo tipo de radar que no solo fotografíe al vehículo en su parte posterior, sino que también tome una fotografía del conductor para realizar el reconocimiento instantáneo del infractor y proceder a la correspondiente retirada de puntos en su licencia.
De momento estas medidas, junto con la recientemente anunciada por el gobierno francés de reducir el límite de velocidad en las carreteras secundiarias de 90 km/h a 80 km/h, han despertado a los motoristas franceses que suelen unirse bajo la FFMC (Federación Francaise des Motards en Colère, equivalente a la AMM española), para manifestarse y paralizar el tráfico en áreas representativas de todo el país, incluida la capital, en donde circularón lentamente.
Se planean nuevas acciones de este calado en un futuro hasta que las autoridades francesas comprendan lo "estúpido" de esta ley, según fuentes de la FFMC.
Fuente: Le Parisien, Motorbiker