El afortunado nuevo propietario es un millonario alemán que ahora cuenta con el único modelo superviviente de la marca considerada como el Rolls Royce de las dos ruedas.
La idea de las tres ruedas provino de motivaciones impositivas, pues en aquella época estaban catalogadas en muchos países como motos, con lo que evitaban pagar impuestos mientras ofrecían prestaciones superiores a los de un coche.
La Brough Superior Four contaba con una mecánica en torno a los 750 cc, cuatro cilindros en línea con culata plana y refrigeración líquida. Todo ello sobre la base de un chasis de primer nivel firmado por Brough. Al motor iba asociado una caja de tres marchas que actuaba sobre un eje cardánico de trasmisión final. Esto dejaba en el eje posterior dos ruedas con una separación de unos 30 cm entre ellas.
El modelo era capaz de alcanzar una velocidad inusual en la época de 105 km/h. Su vida comercial fue muy breve dado que tenía numerosos problemas mecánicos y las autoridades no cayeron en la trampa de considerarla como una moto, lo que supuso una buena carga impositiva.
Como resultado solo se fabricaron 10 unidades, que se convirtieron en altamente codiciadas por los coleccionistas.
Fuente: autoevolution, motoblog