El principal beneficio de la inyección de agua en el cilindro estriba en la reducción de la temperatura de combustión. Los motores turboalimentados de pequeña cilindrada como los de la Kawasaki H2R, funcionan cerca del límite tanto en eficiencia como en consumo de combustible.
La adicción de agua permite elevar aún más los límites mediante la reducción de la temperatura en el interior de la cámara de combustión, lo que lleva a una relación de compresión todavía mayor sin riesgo de picado.
Según Bosch, la mejora en la relación de compresión permite reducir el consumo de combustible hasta un 13%, a la par que se mejora el rendimiento del 5% (+80 CV en el BMW M4 GTS) y se reduce un 4% las emisiones contaminantes de CO2.
Aunque estos beneficios van acompañados de una mayor complejidad técnica y de la inclusión de un depósito adicional para el agua de 5 litros. Un agua que debe ser desmineralizada y que aporta una autonomía de 3.000 km en conducción normal. Cuando el depósito se vacía, el motor continúa funcionando en modo normal.
En los automóviles el depósito de agua puede rellenarse solo con el agua recogida por el sistema de condensación del aire acondicionado, pero este prototipo avanzado de BMW aún está en estudio.
Ahora solo falta por ver cuando llega la nueva tecnología WaterBoost a los motores sobrealimentados de las motos.
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