La primera es que debemos extremar las precauciones en todo momento y en todos los lugares. La carretera que hasta el verano nos encantaba puede convertirse en una trampa si no somos cuidadosos. Por ejemplo, mucho cuidado en zonas sombrías por árboles o zonas bajas de carretera. Allí posiblemente el sol no pegue de nuevo hasta abril y estará siempre húmeda y lo que es peor, resbaladiza por la presencia de las hojas del otoño.
Debemos entrar en las curvas con una actitud más conservadora si cabe, es decir, alargando todo lo que podamos la trazada por el exterior de la curva con el fin de poder ver la mayor parte de la calzada a la mitad y salida de la curva. De esta forma podremos prever la mejor trazada y evitar las trampas invernales que nos encontremos.
Usar el freno con mucha suavidad y si tenemos dudas del agarre del asfalto, usar el trasero para tantear el grado de adherencia. No nos confiemos en exceso si nuestra moto tiene ABS porque si hay poco agarre, alargará la distancia de frenado y podemos llegar más rápido de lo que pensábamos.
Tomarnos nuestro tiempo en calentar los neumáticos, sobre todo si tenemos una moto deportiva ya que incluso puede que no lleguemos a ponerlos a la temperatura óptima de funcionamiento. Acelerar con suavidad y con la moto lo más vertical posible, para aprovechar la máxima adherencia que nos de el neumático.
Ponerse suficiente ropa de abrigo. No hay nada peor que pasar frío en una moto ya que además de la incomodidad, puede hacer que perdamos la concentración. Buena chaqueta, buenos pantalones, ropa interior térmica, calcetines, guantes, sotocasco… todo lo que haga falta. Y si nuestra moto tiene puños y asientos calefactables, úsalos. Ya verás lo cómodo que vas con ellos.
Ojo con las pantallas oscuras. Aunque haga sol, anochece muy pronto y nos podemos encontrar en el aprieto de tener que rodar con una pantalla oscura o peor, con ella abierta porque no vemos lo suficiente. Mejor gafas de sol para cuando no las necesitemos, guardarlas en la mochila.
Y por supuesto, una correcta puesta a punto de nuestra moto: neumáticos en buen estado y con suficiente dibujo, anticongelante, frenos, kit de transmisión para evitar brusquedades al acelerar, etc.
Y si la cosa se pone mal, mejor parar y tomar un caldo calentito hasta que mejoren las condiciones. O como dicen los pilotos, mejor estar en el suelo y desear estar en el cielo que estar en el cielo y desear estar en el suelo. Creo que no hace falta que hagamos la adaptación.