Colombia, como otros países iberoamericanos, está experimentando un crecimiento importante de la siniestralidad del colectivo motorista, por lo que las autoridades competentes tienen especial interés en adoptar medidas de corrección que reduzcan tanto el número de accidentes de tránsito, como la mortalidad y lesividad de éstos.

Se estima que el parque de motocicletas de Medellín es de un 60 % del total del parque de vehículos, aportando aproximadamente el 50 % de las víctimas mortales en accidentes de tráfico. Si lo comparamos con Madrid, ciudad de similar tamaño en cuanto a población, en ésta última las motocicletas tan solo representan el 6,65 % del total del parque de vehículos, cifra algo inferior a la media del Estado, que asciende a 8,95 %. Por otra parte, también en términos estatales, el porcentaje de motoristas víctimas mortales en ámbito urbano es del 39% sobre el total (según datos de la DGT - 2010) , inferior en términos absolutos a la cifra de Medellín, pero considerablemente peor en términos relativos. 

Entre los datos a destacar sobre la cultura de la seguridad vial en Medellín está la del altísimo grado de uso del casco.

Por parte de las administraciones públicas colombianas, resulta sorprendente que en líneas generales hay gran animadversión al mundo de la motocicleta, existiendo ciudades donde claramente se legisla en contra del uso de la moto con normas tan pintorescas y discriminatorias como la prohibición de circular con pasajero o la de circular a determinadas horas, la obligatoriedad de uso del chaleco reflectante con el número de matrícula impreso o del uso del casco en el número de matrícula en el mismo, o incluso la prohibición total de uso de la motocicleta durante las semanas previas a las elecciones.

Por suerte los prejuicios hacia los motoristas van cambiando poco a poco y una muestra de ello es el Ayuntamiento de Medellín, que está prestando una atención especial a los motociclistas, trabajando cada vez más por mejorar nuestra seguridad.