"Los impuestos van a subir, pero poniendo peajes en las autovías subirían menos", aseguró el también presidente de la patronal de autopistas de peaje Aseta, quien incluso aseveró que si ya se hubieran articulado estos peajes "no habría sido necesaria la última subida del IRPF".
Feito calcula que el Estado podría recaudar entre 3.000 y 10.000 millones de euros anuales con la imposición de un "peaje razonable" en las autovías actualmente libres de peaje directo. "Sólo con el importe de un año podría costearse la obra del Corredor Mediterráneo", ejemplificó.
Además, recordó que mediante el peaje, las autovías se pagan por quienes las usan, y no con los impuestos de todos los españoles, usen o no estas vías, "que no son gratis, se han construido con recursos públicos", señaló.
Para el también presidente del IEE, el hecho de que España aún no cobre peaje en las autovías es una "anomalía", dado que los países europeos del entorno (Portugal, Francia y Alemania) ya lo han impuesto y que el coste que supone el mantenimiento de estas vías es "insoportable" para las arcas del Estado. "Países con los que competimos en materia de déficit no tienen ese gasto público y además tienen una recaudación por peaje", señaló.
Coste político
Por ello, Feito considera que imponer peaje en las autovías es "inevitable", pese "al innegable coste político que supone". "Antes o después , por transposición de directivas europeas o por necesidades presupuestarias, o por racionalidad, se someterá a peaje a las autovías", aseveró Feito, si bien auguró que no será un peaje "tan elevado como el de las autopistas, porque será sólo el necesario para afrontar su mantenimiento".
Respecto al efecto que tendrá el peaje para los transportistas, reconoció que puede suponer la necesidad de algún tipo de ayuda para un sector "que no puede recurrirlo en el precio por su atomización". No obstante, rechazó que el peaje en las autopistas afecte al comercio exterior, dado que "afecta a las exportaciones, pero también a las importaciones".
El Economista