Para ello cree conveniente bajar la velocidad máxima permitida en vías urbanas de 50 a 30 km/h ya que «baja sustancialmente la distancia necesaria de frenada, desde los 53 a 36 metros. Esto significa que las posibilidades de morir en un atropello pasan de un 45% a tan solo un 5%, es decir, 9 veces menos», afirma Eduardo Gómez, responsable del área de Seguridad Vial de la fundación.
El Movimiento 30, se engloba dentro del marco de una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) que busca impulsar la idea de que esta reducción de la velocidad en aquellas zonas donde los vehículos, peatones y ciclistas utilizan la misma calzada, «sean más habitables y seguras» según recoge el comunicado de la organización.
Estas jornadas cuentas con la colaboración de representantes de varias organizaciones así como con el Consorcio de Transportes de Madrid.
El Mundo