Las pruebas para obtener el permiso de conducir han cambiado y “Tráfico y Seguridad Vial” ha sido testigo de las primeras en este nuevo formato. Examinadores, profesores de autoescuela y alumnos opinan sobre los nuevos exámenes, cuyo objetivo es mejorar la formación de los conductores. Carlos NICOLÁS FRAILE
El nuevo
examen práctico de conducir echó a rodar el pasado mes de enero y la revista
“Tráfico y Seguridad Vial” se ha ‘presentado’ a las pruebas para comprobar in
situ cómo las están acogiendo examinadores de Tráfico, formadores viales y
futuros conductores.
Las
pruebas comienzan a primera hora de la mañana, en un soleado viernes de febrero
en la ciudad de Murcia. Nos citan en uno de los puntos de partida de las
pruebas que hay repartidos por toda la ciudad. Son las ocho y media y el lugar
ya bulle de actividad: los coches de autoescuela van y vienen, examinadores y
profesores conversan, los alumnos esperan, algo nerviosos, sus turnos para
subir al coche...
Empieza
el examen y las novedades: el funcionario se presenta al alumno, de unos 20
años, y le pide que efectúe una serie de comprobaciones mecánicas previas a la
circulación: “Abra el capó y señale dónde está el depósito del líquido
refrigerante...”. El chaval no duda y apunta con el dedo a un lado del motor
ante la mirada atenta de su instructor. “Muy bien, gracias”, replica el
examinador. “Continuemos”.
Subimos
al coche, el chico se acomoda y regula los espejos. El profesor controlará el
doble mando desde el asiento del ‘copiloto’ durante toda la prueba. Sin decir
una palabra: solo intervendrá en caso estrictamente necesario.
Dentro
del coche, el ambiente es relajado y el chaval aparenta confianza –luego
reconocería que “la procesión iba por dentro”–. El examinador le marca el
destino: “Vamos a la estación de ferrocarril. Si no conoce el camino, siga la
señalización y si necesita alguna instrucción, dígamelo, por favor”. Empieza la
parte de conducción autónoma.
MANEJO
TOTAL
Esta es la otra de las novedades: diez minutos para que el aspirante
demuestre un manejo total del vehículo, siguiendo la señalización hacia un
destino marcado. Sin más instrucciones, aunque puede solicitar ayuda si se ve
perdido. Pero nuestro futuro conductor no la necesita: conoce estas calles y
circula con fluidez. Tras varios giros y detenciones, llegamos sin novedad a la
Estación del Carmen.
Curiosamente,
estos diez minutos de conducción autónoma tiene un efecto ‘calmante’ en algunos
de los examinados hoy: después de estos primeros minutos “a su aire”, muchos
confiesan sentirse más relajados durante el resto de la prueba.
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