Una eficiente gestión de los recursos de regulación del tráfico permite a los conductores realizar los trayectos invirtiendo menos tiempo y lográndose a la vez reducir los atascos, consumir menos combustible y evitar una mayor contaminación.
Una situación ideal sería aquella en la que en las intersecciones de calles, dotados los vehículos de los sistemas de comunicación adecuados entre ellos, un control automático o manual permitiera que ninguno de ellos tuviera que parar, tan solo adecuar su velocidad conociendo las intenciones del resto de ocupantes de la vía. Hace un tiempo publicábamos un estudio sobre el comportamiento que deberían tener los vehículos autónomos en este tipo de situaciones.
El joven estudiante del Instituto de Tecnología de Harbin, Li XU, ha presentado el diseño de un cruce de calles (o carreteras) de 10 carriles cada una (5 por sentido) en la que los vehículos pueden tomar cualquier dirección, incluso un cambio de sentido, sin necesidad de regulación semafórica alguna ni señales de "Stop", como puede verse en la imagen superior.
En esta gran maraña de carriles, los conductores solo tienen que adecuar el paso al incorporarse a una nueva dirección, realizando, si fuera necesario, un "Ceda el paso".
Pero aún se puede ir más alla. El sistema está especialmente diseñado para un futuro en el que sean los vehículos autónomos los que circulen por esta infraestructura. Con los coches controlados por sistemas inteligentes, todas las incorporaciones en esta estructura se podrían hacer sin problemas y sin detenerse nunca, dado que la comunicación entre ellos lo permitiría, regulando la velocidad y el momento de paso de cada uno.
Un diseño inteligente de las infraestructuras también es necesario para sacar el mayor partido posible al futuro vehículo autónomo cuando éste sea ya una realidad.
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