¿Por qué? Porque no somos máquinas y cometemos errores en nuestra conducción. Y estos errores deben ser asumidos por un sistema de seguridad activa que nos evite llegar al peor de los desenlaces y que no es otro que el accidente.
Todos hemos sido novatos en algún momento y algunos, todavía seguimos aprendiendo encima de la moto. Pero por mucho que creamos que dominamos una situación, esto no es del todo cierto. Diversos factores se escapan a nuestro control. Incluso nuestro cuerpo aun con un buen entrenamiento nos puede jugar una mala pasada.
Hablo como no podía ser de otra forma de la frenada de pánico, que ya vimos en nuestra serie sobre técnicas de conducción. Aquella en la que un obstáculo, vehículo, animal o estado de la calzada nos sorprende y en la que automáticamente apretamos el freno con todas nuestras fuerzas
En un coche, esto se puede traducir en un bloqueo de ruedas pero en una moto, un bloqueo de la rueda (sobre todo la delantera) significa tener un accidente casi con toda seguridad. El ABS está precisamente para eso, para tener calma por nosotros y que este sistema reaccione evitando que tengamos un gran susto como poco.
Con solamente una vez que el ABS te salve de tener una caída, la inversión ya habrá merecido la pena hablando nada más de daños materiales. Imaginaros si además evita tener una lesión. El precio ya es impagable.
Extraigamos mitos de nuestra cabeza. Claro que un verdadero piloto es capaz de frenar en menos distancia que una moto con ABS. Pero sólo porque él es capaz de moverse en el filo de la adherencia. ¿Te crees capaz de hacer eso? ¿De verdad? No lo creo. El 95% de los conductores, en un caso de verdadera emergencia, no aplicarán convenientemente los frenos o bien porque no frenarán lo suficiente o porque frenarán demasiado brusco.
Por ello, si vas a adquirir una moto próximamente, no te lo pienses. Cómprala con ABS. Por lo mismo que cuesta ese escape que quieres poner más adelante, podrías evitar un accidente.