Sin ayuda de estas pequeñas cámaras no habríamos visto el meteorito que cayó en febrero sobre la ciudad rusa de Cheliábinsk, imágenes que dieron vuelta al mundo y dejaron a muchos internautas con la misma duda en la cabeza: ¿Por qué todos los rusos tienen videoregistradores en sus coches y cascos de motorista?
"Tuve dos accidentes, la culpa no fue mía, y con la videocámara me fue muy fácil explicar lo que paso a los inspectores. Los policías también se muestran muy satisfechos cuando les das las pruebas de vídeo, porque se despejan las dudas", explica Nikolái, un automovilista ruso.
Recientemente, el presidente del comité de comunicaciones de la Duma estatal rusa, Alekséi Mitrofanov, propuso prohibir la publicación en internet de este tipo de grabaciones porque, según su opinión, violan el derecho a la intimidad de las personas.
Si prohíben los videoregistradores en el país nos perderíamos una gran cantidad de escenas chocantes, graciosas o entrañables. Pero también nos quedaríamos sin un buen recurso para demostrar a la policía qué es lo que verdaderamente ha pasado al otro lado del parabrisas. Los expertos creen que sería difícil implementar esta regla ya que la Constitución rusa no define claramente el concepto de privacidad.
"Si hablamos de este tipo de cámaras que graban algo que ocurre en la calle, no podemos hablar de la violación de la intimidad porque la calle y las carreteras son sitios públicos y no está prohibido grabar", explica Ruslan Konorev.
La policía registró más de 83.000 incidentes desde primeros de 2013. Esa es la razón por la que tantos conductores rusos deciden gastarse unos 300 dólares en estas cámaras que registran el tráfico.
"Yo conozco a mucha gente que salvó la vida o la reputación gracias a las cámaras. Según las estadísticas, de los 40 millones de conductores que hay en Rusia, uno de cada nueve tiene una cámara instalada", dice periodista de automoción Aleksander Pikulenko.
Nunca se sabe lo que puede pasar en las carreteras rusas: desde lanchas a cazas a reacción, pasando por tanques o trozos de un avión que se acaba de estrellar.
RT