Pero hay otro dato aún más escalofriante. El 61% de las víctimas mortales que se han contabilizado en la Nacional en la última década perecieron en siniestros en los que estuvieron implicados vehículos pesados (lo cual no quiere decir que sus conductores fueran los responsables de los mismos). Si desde 2004 hasta la fecha han sido 67 los muertos registrados en accidente de tráfico en la N-I, 41 de ellos perdieron la vida en colisiones en las que estuvo presente un camión. Idéntico porcentaje surge al comparar el número de accidentes mortales producidos (independientemente del número de personas que perecieron). Si se han registrado 50 siniestros con uno o más fallecidos, en 31 de ellos se vio involucrado un tráiler.
Este dato estadístico no hace sino legitimar las reivindicaciones de la Plataforma de la N-I, que lleva años peleando para que al menos Fomento liberalice la autopista para el tráfico pesado. «O al menos cree un peaje superreducido para camiones que compense a las empresas de transporte usar la AP-1», señala Rafael Solaguren, el portavoz de este colectivo.
Para reforzar su petición, recuerda que no sería la primera vez que en España se lleva a cabo una medida de esta naturaleza. Se refiere al caso de la N-II, a su paso por Gerona. En abril de este mismo año, la Generalitat prohibió el paso de vehículos de cuatro o más ejes, lo cual les obliga ahora a tomar la AP-7. A cambio, la misma Administración les aplica una rebaja de entre el 35% y el 50% en función del recorrido que realicen entre Maçanet de la Selva (salida 9 de la autopista) y La Jonquera (salida 2). ¿Por qué tomó el Gobierno catalán esta medida? Por la gran siniestralidad que registraba, con numerosos accidentes en los que estaban implicados camiones.
En Aragón ha ocurrido algo parecido, si bien el Ejecutivo de esta Comunidad no ha restringido el de tráfico pesado por la N-II. Simplemente ha alcanzado un acuerdo con la adjudicataria de las autopistas AP-2 y la AP-68 para permitir que los vehículos pesados puedan reducir a la mitad el peaje, tanto entre Fraga y Alfajarín como entre Gallur y Zaragoza. De esta forma, el Ejecutivo regional trata de frenar el reguero de accidentes que se producen en ambas nacionales.
Igual que en el caso del tramo Burgos-Miranda de Ebro en el corredor del norte, ese trayecto entre Alfajarín y Fraga (de 90 kilómetros) es el único sin desdoblar en la conexión de Madrid con Barcelona.
Conscientes de que la liberalización de la autopista será imposible hasta dentro de 5 años, los miembros de la plataforma de la N-I apuestan por establecer un peaje ‘superreducido’ en la AP-1 que atraiga a conductores que utilizan la carretera convencional. El objetivo es disminuir la circulación en la Nacional. El aumento de usuarios en la autopista, explica el portavoz, «compensaría en gran medida la reducción de la tarifa». El establecimiento de un menor precio «es una cuestión de voluntad política», sostienen, «igual que se rescatan autopistas deficitarias o se implantan peajes bonificados en algunas regiones». Esta medida, aparte de constituir una solución definitiva al corredor, «resolvería el problema de la seguridad vial, que está directamente relacionado con el excesivo tráfico pesado de la N-I», sostiene Solaguren.
La Plataforma de la N-I, que ha pedido a Fomento que se ponga manos a la obra para proyectar estas mejoras con el fin de que no le pille el toro en 2018, solicita un tercer carril y nuevos accesos en puntos estratégicos: La Brújula, Castil de Peones, Briviesca-La Vega y Cubo de Bureba. Unas obras de «mucho menor calado y más económicas que la construcción de una nueva autovía». Además, recuerdan que no habría que ejecutar nuevos túneles en Pancorbo.