La fórmula es la siguiente:
Una empresa privada –Bilbomática- instala y se hace cargo del mantenimiento de los controles de velocidad y de semáforos del municipio; a cambio, este le cede un tercio del importe de las sanciones que se interpongan. Este es el sistema que desde hace unos meses ha empezado a aplicarse en las localidades de Montgat (Maresme) y Mollet (Vallès Oriental), y que ha levantado en pie de guerra a muchos de los vecinos, sobre todo aquellos que han sido cazados cometiendo infracciones. Ambos consistorios justifican la medida por la necesidad de pacificación del tráfico. También argumentan que con este sistema las arcas municipales se libran de costear los dispositivos en detrimento de los ciudadanos que cometen las temeridades al volante, que son los que acaban pagando.
En el caso de Montgat, los controles están situados en el Camí Ral, la antigua N-II a su paso por esta localidad, vía en la que se han producido en los últimos tres años 40 accidentes de tráfico con el resultado de 45 heridos leves y uno grave. El índice de siniestralidad de la localidad antes de los controles se situaba un punto por encima que la media de Catalunya. Mientras que en Mollet los nuevos radares y controles fotográficos de semáforos se han instalado en diferentes puntos de la ciudad. Por ejemplo, en la avenida de Rívoli, donde hace cinco años murió una mujer por atropellamiento.
Además de pacificar las vías, los radares y los controles fotográficos en semáforos han servido para engrosar las arcas municipales. En este sentido el Consistorio de Montgat ha superado en tan solo nueve meses la previsión de ingresar 190.000 euros en un año por infracciones de tráfico. El Ayuntamiento de Mollet no proporciona cifras al respecto, pero reconoce que el más rentable es el radar situado en la Ronda dels Pinetons, en funcionamiento desde mayo.
Controles estrictos y mal señalizados
La efectividad de los dispositivos es archiconocida entre los vecinos de ambas localidades, pero también de otros municipios colindantes. “Hay mucha gente a la que han cazado, es un sacadineros”, se queja Francisco Pérez. Y es que es fácil encontrar a conductores que circulan a menudo por la zona que ya han recibido varias sanciones en poco tiempo. “Conozco a un vecino que multaron dos veces en un intervalo de dos minutos”, explica Miguel Herrero.
Falta de señalización y controles demasiado estrictos. Estas son las principales quejas en contra de los radares y las cámaras de videovigilancia en los semáforos. Francisco Pérez sostiene que “la luz cambia en seguida de ámbar a rojo y no da tiempo de cruzar". "Estás más pendiente del semáforo que de la carretera”, sentencia. Mientras que Tino Sánchez, que a través de Change.org recluta firmas para pedir la abolición del control semafórico ubicado entre Can Flaquet y avinguda de Antoni Gaudí, convencido de que provoca más accidentes de los que evita. “Para no ser pillados en medio del cruce, los conductores realizan maniobras peligrosas”, como acelerar cuando están pasando en verde por si acaso en ese momento el semáforo se pone en ámbar o realizar frenazos bruscos cuando circulan y ven por el retrovisor que el semáforo se pone amarillo.
Otra vecina de Mollet, Nati Domínguez, no entiende porqué el radar de velocidad situado en la Ronda de Pinetons, el que más infractores detecta, está instalado en una zona “donde no hay peligro”, mientras que en la avenida de Rívoli, a la altura del hospital “faltan controles”. El consistorio lo desmiente y asegura que el radar está ubicado “en un sitio clave” ya que se encuentra cerca de una parada de autobús y una rotonda muy concurrida por los ciudadanos que pasean por Gallecs.
Campañas contra los radares
La crispación ciudadana por las multas de este tipo de radares se ha traducido en dos campañas de recogidas de firmas. La primera, que llevó a cabo la Plataforma por la retirada de los radares y cámaras en Montgat, consiguió reclutar 1.500 rubricas en ocho meses, que PSC, ICV y PRE respaldaron en una moción plenaria que no consiguió prosperar. En Mollet los ecosocialistas también han reclamado la suspensión temporal del sistema de radares y controles fotográficos, e Independents per Mollet – CUP manifestaron su desacuerdo.
Sin embargo, los actuales equipos de gobierno de ambos consistorios descartan dar marcha atrás y niegan que los dispositivos tengan un mero fin recaudatorio. También desmienten que los semáforos sancionen en ámbar, como aseguran algunos conductores que han sido multados: “Todo el mundo tiene la posibilidad de ir a la oficina de atención al ciudadano y ver la filmación”, manifiesta el alcalde de Montgat, Francesc Xavier García Arrocha.
Por lo que respecta a las peticiones de retirar los polémicos controles, el máximo representante del ayuntamiento sostiene que probablemente “si el municipio rescindiera el contrato –firmado con la empresa concesionaria de los radares y las cámaras-, tendría sus consecuencias”, aunque desconoce la indemnización exacta a la que el consistorio tendría que hacer frente.
Sin marcha atrás
Según lo estipulado en el contrato de adjudicación, el Ayuntamiento de Montgat debe pagar a la empresa Bilbomática una cuantía a cuenta de las comisiones de 996.000 euros netos en cuatro años. En el caso de Mollet, la cantidad fija que la compañía concesionaria recibirá durante este período asciende a 359.640 euros (IVA no incluido). También tendrá derecho a percibir “la cantidad variable que resulte de aplicar el porcentaje del 34,5% sobre el total de la recaudación obtenida” del importe de las infracciones.
“La empresa hace una inversión inicial para poner el sistema en marcha y tiene que recuperarla, pagar a los trabajadores y sacar un beneficio industrial”, explica el alcalde de Montgat, que considera más preciso hablar de “coste variable del servicio” en vez de "comisiones". Además aclara que del resto del montante la Diputación de Barcelona se queda un 4% en concepto de gestión de los expedientes. Así pues, a las arcas municipales va a parar el 61,5% del dinero restante, que Garcia Arrocha asegura que se invertirá “en el mantenimiento de las vías y en las familias necesitadas de Montgat”.
El Servei Català de Trànsit (SCT), que depende de la Generalitat de Catalunya, ha asegurado a La Vanguardia.com que “no promueve” este sistema de radares, del que ha tenido noticia recientemente. También recuerda que el importe íntegro de las sanciones interpuestas a través de los radares que gestiona este organismo se reinvierte de manera íntegra en seguridad vial.
A pesar de toda la polémica que han suscitado los radares “a comisión”, hay quien los ve con buenos ojos: “Que no excedan la velocidad y no se llevarán ni un duro”, afirma José María Pérez, vecino de Mollet, que reconoce haber sido multado hace poco por uno de los radares del municipio. En el mismo sentido se expresan fuentes consistoriales: “Si cumplen las normas, los conductores no tendrán que rascarse el bolsillo”. Veremos si a medio o largo plazo otras ciudades se acaban sumando a la iniciativa.
La Vanguardia