La única vez que dos mujeres concurrieron en el Mundial en la misma cilindrada fue en el Gran Premio de España de 1994, cuando la italiana Daniela Tognoli (Honda) y la japonesa Tomoko Igata (Honda) corrieron en 125 cc en el circuito de Jerez. Casi 20 años después, la historia del motociclismo femenino se vuelve a reescribir y no han hecho nada más que empezar.
Son amigas desde hace años e incluso han compartido vacaciones de verano cuando, junto con sus respectivas familias, viajaron a la Expo de Zaragoza en 2008. Han crecido en el Campeonato de España de Velocidad (CEV) y están acostumbradas a pelear en un mundo de hombres e incluso a ganarlos algo que, confiesan, a ellos no les siente muy bien. "Les molesta un poco... Bueno, la verdad es que les molesta bastante [risas]. En el podio se les ve en la cara que no les gusta nada que les gane una chica", confiesa María Herrera (26 de agosto de 1996, Oropesa, Toledo), que este fin de semana hace su debut en el Mundial de Moto3 gracias a la invitación recibida para tomar parte en el Gran Premio de Aragón.
"Les molesta más que les gane una chica porque algunos piensan que una mujer es inferior; les enfada que alguien que ellos creen inferior les gane", constata Ana Carrasco (10 de marzo de 1997, Cehegín, Murcia), que debutó en el Gran Premio de Qatar y está firmando su primera temporada completa en el campeonato del mundo de Moto3, donde ha terminado todas las carreras salvo la disputada en Jerez.
Las motos también son cosa de chicas, como han demostrado ambas y reivindican la llegada de más mujeres la Mundial. "Todos somos pilotos y en la pista no hay diferencias. Creo que, aprendiendo y estando aquí, podemos ganar carreras como lo hacen los demás", reflexiona Ana Carrasco (16 años), un año menor que María Herrera.