La ley de seguridad vial, que todavía debe ser aprobada por las Cortes, incluye en su cuadro de velocidades el máximo de 130 por hora (10 kilómetros más que ahora) y las sanciones para quienes superen este límite. Sin embargo, el incremento no entrará en vigor hasta que se apruebe el Reglamento General de Circulación, previsiblemente el próximo marzo, donde se fijarán por qué tramos de autopistas y autovías se podrá circular a más velocidad, según dijo este viernes el ministro del Interior, Jorge Fernández.
Y es precisamente la definición del aumento de velocidad que recogerá el código de circulación lo que permite a Cataluña y País Vasco aplicarlo o no. Según la directora general de Tráfico, María Seguí, el límite máximo de 130 solo se implantará en tramos de autopistas y autovías con “índices contrastados de seguridad y buenas condiciones de trazado y pavimentación”. Tráfico determinará cuáles son esos tramos, a excepción del País Vasco y Cataluña, donde, según reconoce la DGT, es muy probable que se les consulte, puesto que son las dos únicas comunidades que gestionan su propio tráfico.
Además, el aumento a 130 no será permanente, sino siempre que las condiciones meteorológicas, ambientales y de circulación sean las adecuadas. Es decir, la velocidad será variable y se controlará a través de paneles electrónicos. Cataluña y País Vasco tienen su propio centro de gestión del tráfico —en el resto de España se controla desde la sede de la DGT, en Madrid— y por lo tanto gestionan los paneles instalados en sus carreteras y deciden si se dan las condiciones para incrementar la velocidad.
“Solo si la norma fuera que se aumenta a 130 en todas las autopistas, Cataluña y País Vasco tendrían que aplicarla”, explican fuentes de Tráfico.
El Servei Català del Trànsit cree que en Cataluña no hay “por el momento” los requisitos para circular a 130 debido al envejecimiento del parque automovilístico por la crisis y a un leve repunte en la siniestralidad. “Creemos que a más velocidad, más accidentes”, subrayaron desde el SCT.
La directora de Tráfico del Gobierno vasco, Garbiñe Saez, también mostró este viernes su rechazo al plan, al estimar que será muy difícil aplicarlo en Euskadi, por su orografía y por su clima lluvioso.
El País