Se trata de un proyecto para mejorar la investigación sobre la tolerancia del cuerpo humano a los choques entre vehículos. El avance significativo con respecto a otros estudios científicos radica en que es el primer a nivel nacional que basará sus resultados en cadáveres. El objetivo es realizar estudios y simulacros en los cuales el comportamiento del sujeto sea lo más realista posible.

Aunque sin vida, un cuerpo humano presenta una reacción diferente a la de un ‘dummy’ o muñeco que se utiliza en la gran mayoría de laboratorios para probar sistemas de seguridad. Su puesta en marcha requiere financiación debido a los costes para mantener y trabajar con cuerpos humanos y, por ello, se dotará a la empresa pública con 250.000 euros procedentes del Instituto Aragonés de Fomento (IAF). El presidente del IAF y consejero de Industria, Arturo Aliaga, y el rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, suscribieron ayer el convenio que servirá para costear las instalaciones y la primera fase del estudio. Bio-Advance se desarrolla en los centros universitarios de investigación tecnológica.

La Comisión Europea, bajo el programa ‘Marie Curie’ también costeará parte de la inversión durante los dos próximos años. Todavía no se ha especificado el montante de esta aportación.

Bio-Advance surge en el seno del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) y se ampara en el laboratorio de Tecnologías y Sistemas para la Seguridad en Automoción (TESSA), ambos con centro de operaciones en el parque tecnológico alcañizano. Es la última apuesta por la innovación en el sector del automovilismo y la seguridad y refleja la voluntad tanto pública como privada de internacionalizar importantes avances tecnológicos.

Arturo Aliaga definió este proceso como «vocación internacional» y recalcó que desde la DGA y Technopark «queremos competir a escala global contando con los investigadores de la Universidad de Zaragoza».

Si bien es cierto que el capital humano de la investigación tiene un fuerte peso extranjero. Primero, por las empresas interesadas en acceder a los resultados. Y segundo porque se cuenta con profesionales de dilatada experiencia en otros países. Aunque sean españoles como el investigador Francisco José López, que se incorpora a Bio-Advance procedente de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).

En total, ocho ingenieros integran esta ambiciosa apuesta, a los que hay que sumar los más de 300 investigadores que desarrollan su trabajo en el I3A. El estudio con cadáveres empezará en las próximas semanas.