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6 de Noviembre de 2013
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Sigue sin implantarse el etilómetro

Cinco años han pasado desde el anuncio de su implantación. Mucho tiempo si miramos hacia las nuevas tecnologías. Pero seguimos casi igual que hace esos cinco años. 

Y es que hace un lustro la Fiscalía General del Estado, la Dirección General de Tráfico y la Fundación Instituto Tecnológico para la Seguridad del Automóvil anunciaban el establecimiento de un dispositivo que impediría que conductores sancionados reincidentes por sobrepasar la tasa de alcohol en sangre reglamentada pudieran arrancar su coche. El aparato es un alcoholímetro o etilómetro, conocido también como alcolock, sirve para medir el porcentaje de alcohol en la sangre, y se ha anunciado su obligatoriedad en países como Francia y Bélgica aunque han aplazado su implantación por motivos técnicos y problemas de suministro.

El primer viernes de octubre el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, informó tras la reunión del Ejecutivo, que el Consejo de Ministros había aprobado el proyecto de ley de reforma de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial. Es posible que en su tramitación en el Congreso la norma acoja alguna propuesta de seguridad más que las incluidas en el proyecto porque si no será pronto acusada de puramente recaudatoria. Contiene la novedad de autorizar el poder alcanzar velocidades de 130 kilómetros a la hora en determinados tramos de autovía o autopista que muchos conductores esperan desde hace tiempo, aunque podría limitar la establecida en carreteras secundarias. Pero la futura ley impondrá sanciones más fuertes, incrementará las prohibiciones para una mayor seguridad vial pero no aporta, de momento, remedios para ella. Y si no lo introducen los diputados y senadores, seguirá sin implantar el etilómetro.

Este etilómetro, alcoholímetro o alcolock es similar a los utilizados por los agentes de tráfico para comprobar el grado de alcoholemia de un conductor. Tiene el tamaño de un teléfono móvil y su precio actual oscila en torno a los 30 euros. Equipar un automóvil con el dispositivo prácticamente no incrementaría su precio final. El artilugio posee una boquilla por la que el conductor deberá soplar. En una pequeña pantalla se refleja si el conductor ha ingerido alguna bebida alcohólica o no y si puede conducir o no. Si el resultado supera el grado de alcohol permitido para poder conducir el coche no arrancará ya que el etilómetro está conectado al motor de arranque y lo bloqueará.

La intención de los organismos promotores de su implantación es velar por la seguridad del ciudadano en general, no solamente del conductor sino de sus posibles acompañantes y también de los que queden expuestos a una conducción temeraria y peligrosa, los que "pasaban por allí". Mientras los fabricantes de automóviles van introduciendo día a día mecanismos que faciliten el manejo del vehículo, alguno de puro lujo y otros cuya utilización durante la marcha es imprudente, la colocación de un etilómetro se resiste. Al tiempo las estadísticas que maneja el Ministerio señalan que en 2012 el 47,3% de los fallecimientos en accidentes en las carreteras españolas fueron provocados por la ingesta excesiva de alcohol o de psicofármacos de los conductores causantes de los mismos.

Fernando Granda
La Nueva España

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