A Javier Rial, Ingeniero Técnico Industrial, se le ocurrió el tema para
su proyecto fin de carrera tras sufrir un accidente con su motocicleta
en un resbaladizo paso de peatones. Aunque el siniestro no tuvo mayores
consecuencias, Javier constató que solo en Europa 8.000 personas son
víctimas de atropellos, de los que la cuarta parte mueren al cruzar por
un paso de peatones.
En el novedoso y detallado estudio tutelado por José Luis Gonzalez Cespón, se analiza desde la legislación internacional, europea y española, hasta las estadísticas de atropellos y los principales elementos que intervienen. Su objetivo, proponer un diseño que aumente la seguridad de los peatones y constituya “un avance hacia una normativa unificada".
No será una tarea fácil, ya los antiguos habitantes de Pompeya cruzaban las vías a través de unas losas elevados que dejaban espacio para las ruedas de los carruajes, pero no es hasta el siglo XX cuando un ingeniero británico, que acabó siendo conocido como “doctor Zebra”, impulsa el pintado de mil pasos de peatones por todo el país. Desde entonces, su diseño apenas ha evolucionado, no existen normativas internacionales ni nacionales estandarizadas que los regulen e incluso es habitual encontrarse varios modelos diferentes en una misma ciudad europea.
"Los pasos son el único punto en el que confluyen vehículos y peatones y su función es que éstos crucen en las máximas condiciones de seguridad. Sin embargo, uno de los aspectos que más me sorprendió es que en una ciudad puedes encontrar hasta 7 modelos, en un mismo año en Vigo se pueden pintar 2 o 3 soluciones diferentes. Sin embargo, la señal de Stop es igual en todo el mundo para que todos la reconozcamos", plantea.
Rial propone un diseño que tenga en cuenta a todos los usuarios de la vía, especialmente a los más vulnerable. "En la actual situación de crisis, los ayuntamientos tienen que recortar pero en este tema no deberían hacerlo porque hablamos de salvar vidas", reivindica.
Una vez que se ha determinado que una zona es apta para albergar un paso de peatones, es necesario crear un "ambiente seguro" y aquí entran en juego la velocidad -la probabilidad de muerte a 50 km/h es del 71% y se reduce al 22% a 40 km/h- y la visibilidad.
"El peatón debe ser capaz de ver el tráfico desde un metro hacia atrás a partir del borde de la acera y hay que evitar la instalación en las zonas próximas de contenedores o mobiliario urbano. Las plazas de aparcamiento tendrían que finalizar entre 4,5 y 5 metros antes del paso. Si la distancia es mayor, que sería más recomendable, los conductores podrían estacionar de forma incorrecta", añade.
La línea de detención para vehículos se situaría entre 3 y 5 metros antes y la pintura de ésta y de todo el paso debería ser obligatoriamente antideslizante, lo que no ocurre en la actualidad, y exclusivamente blanca. Para garantizar la mayor adherencia de los vehículos su uso se reduce al máximo, de forma que Rial propone eliminar la parte central de cada franja -de 50 centímetros de ancho- y dejar solo en blanco los bordes de 10 centímetros.
La correcta iluminación de la vía y la instalación de dispositivos reflectantes en la calzada, señales verticales luminosas y semáforos con tecnología LED, así como un correcto mantenimiento son otras de las recomendaciones. "No inventamos nada, pero hay que avanzar hacia una norma que unifique todos los elementos. Si los organismos competentes no se dan cuenta de la gravedad y no empiezan a trabajar, el problema seguirá estando ahí", finaliza.