La justificación no es descabellada pues se basa en que las persecuciones policiales son demasiado peligrosas para la población, y se pone en grave riesgo a los transeúntes. Sin embargo, y aunque en principio podría parecer buena idea que la policía detenga los vehículos por control remoto, algunos podrían objetar que representa una violación más a su libertad personal.
El plan consistiría en implantar un sistema que utiliza la intercomunicación entre el vehículo e Internet en todos los coches vendidos en la Unión Europea. El sistema, bajo control de la policía, actuaría sobre el suministro de combustible al motor, dejando al fugitivo sin opciones para huir.
Su implantación se haría gradualmente, tras un periodo de prueba de seis años para demostrar su utilidad. Lo que significa que, a partir del 2020, la Policía podría detener los vehículos por control remoto.
Pero…
¿Es buena idea parar un vehículo de gran tamaño de forma abrupta? ¿Qué ocurre si los cacos aprenden a hackear el dispositivo inalámbrico? ¿Y si falla, se generarán nuevos tipos de accidentes? Estos son solo algunos de los interrogantes, a parte de las obvios sobre el cuestionamiento moral y de derechos de propiedad, que tal medida suscita.