A la vista de los últimos cambios fiscales en el tramo autonómico del impuesto de hidrocarburos que se produjeron entre diciembre del 2013 y enero de 2014, la CNMC alerta de las asimetrías en la aplicación y la evolución de los precios. Un fenómeno que en términos coloquiales viene a denominarse “cohetes y plumas”, haciendo referencia a lo instantáneo de las subidas y la lentitud de las bajadas.
Los cambios en la fiscalidad sobre las gasolinas ha sido dispar según la CCAA de la que se trate. En Madrid se optó por devolver la cuantía a los transportistas profesionales; en Navarra, por eliminar completamente el tramo autonómico; en Cantabria por reducirlo a la mitad; y en Galicia por subirlo al máximo.
“De la observación de los cambios en la fiscalidad producidos entre diciembre y enero, podría deducirse una tendencia a la traslación inmediata de la subida de impuestos a los consumidores, mientras que las bajadas no siempre se trasladan con la misma celeridad", asegura el organismo.
EL MARGEN DE LOS CARBURANTES SE DISPARA
Del mismo modo la CNMC advierte que el margen bruto de las petroleras que operan en España se disparó un 25% respecto a enero del año pasado para el caso de la gasolina y un 11% para el del gasóleo.
A ello se añade, además, que los precios antes de impuestos de España siguen por encima de la media de la zona euro y se sitúa en el cuarto puesto en la clasificación de la UE-28 en precios de la gasolina 95 y al sexto en el gasóleo A.
En el informe se hace constar que las tres grandes operadoras del mercado Repsol, Cepsa y BP, “muestran nuevamente precios muy alineados que superan entre dos y tres céntimos de euro por litro a los de las estaciones de servicio independientes”.
El significativo aumento del margen bruto ha causado una enorme sorpresa en el entorno del Ministerio de Industria, que ha preguntado a la CNMC las razones de tal disparidad, sobre todo cuando desde septiembre los precios internacionales tuvieron una bajada considerable y, desde entonces, se han mantenido estables. El Gobierno modificó la ley de Hidrocarburos para aumentar la competencia en el sector, sin que eso haya dado resultados tangibles hasta el momento.
Estas circunstancias, según fuentes consultadas, ponen de manifiesto que la competencia no funciona del todo bien en la distribución de carburantes, lo que relacionan con varias causas: el elevado poder sobre el mercado de las compañías, no haberse reflejado la supresión de impuestos realizados algunas comunidades autónomas o la subida de algún coste con respecto a otros años.