Como las horquillas estaban dobladas por el accidente y el depósito también sufrió algunos daños, Renard Speed Shop decidió añadirle una horquilla invertida con pinzas radiales y discos lobulados, o un nuevo depósito con cierta inspiración en el original pero cuya apariencia la transforma en una auténtica Streetfighter.
Así quedó el diseño de la nueva K75: en el frontal destaca destaca el nuevo faro redondo compuesto por luces LED y la ausencia de guardabarros delantero, lo que redirige la mirada hacia el corazón de la moto, su vieja mecánica tricilíndrica.
Para completar la transformación reconstruyó casi desde cero la parte trasera de la moto, mediante la utilización de un subchasis diferente y un nuevo asiento finamente terminado en piel de alcántara con costuras bien visibles. Al final del asiento el piloto trasero procedente de una BMW R1150 se integra en el diseño original.
Otro detalle que la convierte en una obra de artesanía única es el conjunto cardan, más suspensión montada en posición horizontal en paralelo con el primero y la placa de matrícula que termina de definir el geométrico aspecto de su zaga.
Según el preparador estonio, este original esquema de suspensiones no solo aporta estilo, sino que logra mejorar el rendimiento en carretera del conjunto.
A diferencia del resto de la máquina el motor presentaba muy buenas condiciones, y después de reparaciones menores debido al paso del tiempo, recibió un nuevo escape Danmotos que se integra a la perfección en el conjunto.
Gracias a todos estos cambios el centro de gravedad de la BMW K75 Streetfighter es ahora más bajo, y su comportamiento es sorprendentemente bueno en el paso por curva, confirmando que los viejos roqueros nunca mueren.
Fuente: autoevolution.com