Explicando lo sucedido, Antonio Ávalos recuerda que el domingo día 20 de julio "la Guardia Civil llego después de los equipos sanitarios y se interesó poco por nosotros. Tan solo me preguntó que cómo había sido el accidente. Yo se lo expliqué y, poco después, me dijo que tenía que sancionarme. Cuando le pedí explicaciones, tan solo me dijo que los accidentes ocurren por alguna causa y que, en este caso, era por el exceso de velocidad o por algún despiste. Me multó por lo segundo porque, según me dijo, era lo más barato para mí”.
Según Antonio Ávalos, lejos de despistarse lo que ocurrió fue que "al llegar a una pronunciada curva a la izquierda me abrí hacia la derecha para tomarla, pisé la gravilla que había en la cuneta, perdí el control de la moto y me fui al suelo. Ni me despisté, ni estaba cansado, ni nada de eso. Había tierra suelta en el asfalto y la moto me derrapó”.
Por eso resulta tan sorprendente la reacción de la Guardia Civil, que tras ver un accidentado en seguida buscó una excusa para sancionar, con un evidente afán recaudatorio. “Todavía no me lo creo. ¿Cómo puede saber el guardia civil a ciencia cierta que mi accidente se produjo por una distracción?”, se pregunta todavía, a medio camino entre la indignación y la resignación.