Según este principio si aumentamos el volumen total de motocicletas que circulan por las vías en un 10% respecto al resto de vehículos, la muerte de motociclistas experimenta una reducción proporcional.
Esto se basa en el estudio de la proporción moto/auto que se registran en las diferentes regiones y su relación con los accidentes de tráfico. Así se constata que en Japón donde la proporción alcanza las 98 motos por cada 1.000 vehículos, las muertes de motociclistas son de 0,8 por cada 1000 motocicletas al año. En Europa, con una proporción de 73 motos por cada 1.000, la tasa de muertes sube hasta las 1,5/1.000 motocicletas al año.
Estas cifras son especialmente significativas en los EE UU donde la poca tradición por el uso de la moto lleva a unas escasas 27 motos por cada 1.000 vehículos en circulación, con una tasa de mortalidad disparada hasta las 5,3/1.000 motocicletas año.
En consecuencia a mayor volumen de motos circulando por las carreteras, mayor atención y respeto por los motociclistas y menos muertes. ¡El volumen genera seguridad!
A esta constatación hay que unir el estudio que demuestra que los automovilistas que anteriormente han conducido motocicletas, son mejores conductores de automóviles, en lo que se considera un “círculo virtuoso” que lleva a mejores usuarios de las vías.
Finalmente, el aumento del uso de la motocicleta contribuye a aliviar las congestiones de tráfico en las grandes ciudades. Se han constatado mejoras de hasta un 40% en la fluidez del tráfico con un incremento del 10% en el número de motocicletas. Si el número de motocicletas se incrementa en un 25% en las urbes más congestionadas, se logra la completa eliminación de los atascos.
Fuente: Visordown