El Semáforo Bailarín tiene por objeto captar la atención de las personas que esperan para cruzar la calle en Lisboa (Portugal). Para ello muestra una figura danzante al son de la música, en lugar de la figura estática a la que estamos acostumbrados. Realmente la figura solo representa (en baja resolución) el baile de personas reales que se encuentran en una cabina cercana.
Los sujetos experimentales fueron capaces de entrar en la cabina, elegir su propia música y comenzar a bailar. El baile es retrasmitido por un canal de vídeo que traduce los movimientos para los “hombres de rojo” de los semáforos peatonales.
De este modo los peatones aprenden a asociar al símbolo rojo del semáforo con una figura lúdica, de juego y diversión, en lugar de la figura rígida y estática con la que se le suele asociar.
Ejemplos similares de entretenimiento y “gamificación” se han realizado dentro de la campaña sobre la "Teoría de la Diversión" de Volkswagen. En ella se incluyen una escalera piano que invita a la gente a subir por las escaleras en lugar del elevador, o una máquina recoge botellas que mediante un juego Arcade invita a la gente a reciclar.
El Semáforo Danzante logró que un 81 por ciento más de peatones esperaran hasta el cambio de luz a “verde”.