Eso supone más que doblar el último precio pagado por una moto de subasta y eclipsa el precio jamás pagado por cualquier motocicleta en los Estados Unidos. Y ello, a pesar de la controvertida autenticidad de una máquina de la que se han hecho muchas réplicas (a posteriori).
El elevado precio no ha conseguido ocultar la sombra de duda sobre la autenticidad, algo que en la subasta no se logrado demostrar. Según la última información aportada por The Vintagent, fueron cuatro y no dos las motocicletas que se fabricaron para rodar la película. Una de ellas quedo hecha chatarra en la escena final del accidente y las otras tres podrían haber sido robadas a punta de pistola en el propio garaje de Peter Fonda (motos que nunca fueron recuperadas).
Sin embargo, otras fuentes afirman que solo fueron dos motocicletas las que estuvieron en el rodaje de la película, y que una fue robada nada más comenzar. Por tanto la moto que se ha subastado debería ser la reconstruida a partir de los restos de la moto accidentada y quemada al final del rodaje. Una moto que estaba expuesta en el Nationa Motorcycle Museum in Anamosa (Iowa).
A principios de 2014 fue comprada por Michael Eisenberg quien finalmente decidió subastarla para conseguir fondo para la Asociación Protectora de Animales de América y el Museo Nacional de la motocicleta en Anamosa.
La interesante historia de la motocicleta de Capitán America continúa, ¿dónde acabará su destino?