Varios son los fabricantes que se han adentrado en el segmento de las deportivas de pequeña cilindrada, algunos ya lo hacían bajo su propia marca, Yamaha, Honda y Kawasaki, con sus YZF-R3, Honda CBR 300 o Ninja 300 son los más sonados, pero otras marcas de renombre se han aliado con fabricantes locales para comenzar su andadura, como BMW con la hindú TVS o KTM con Bajaj…
Entonces, ¿a qué espera Suzuki para crear su propia gama de deportivas de pequeña cilindrada? El motivo hay que buscarlo en los recientes problemas económicos que casi la llevaron a la quiebra en EE UU y que propició que abandonara su planta de producción en España.
De ahí que la marca de Hamamatsu no haya estado hasta el momento demasiado ansiosa por dar el salto al segmento. Con esta parálisis Suzuki se ha convertido en el único gran fabricante que no tiene una gama de motocicletas de pequeña cilindrada 125, 250 o 300 cc, con atractivos modelos naked y deportivos.
La verdad es que Suzuki está pasando por un complicado periodo de reorganización de todo su negocio, una fase en la que ha decidido apostar por la continuidad antes que aventurarse en crear nuevos modelos. De este modo, con mucha precaución y hasta una pizca de paranoia se ha embarcado en la creación de ediciones limitadas sobre la base de sus modelos más conocidos. Un soplo de aire fresco que dura lo que un suspiro, pero que le está ayudando a remontar el vuelo.
Ahora esperamos con ansiedad la llegada de una brillante GSX-R 125 o incluso una GSX-R 300 que compita de tú a tú con las R3, CBR 300 y Ninja. Un modelo con el que reconquiste el corazón de los jóvenes motoristas y que sirva para revitalizar una gama que de otro modo parece condenada al ostracismo.
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