Lo paradójico del caso es que, según la legislación vigente, las estaciones de medición no pueden recoger esa concentración tan extrema más de 18 horas al año, cuando solo en los cuatro primeros días del 2015 ya se había batido las 19 horas.
El prinpal causante de tan alta contaminación en dióxido de nitrógeno es el transporte por carretea (77% del total), seguido de las plantas de combustión no industrial (calderas en oficinas, comercios y viviendas) con un 6,5% y las plantas industriales con el 5,7%.
Dentro del transporte los motores diesel son los que más contaminan con diferencia, por lo que el tráfico rodado en los dos meses en los que el viento menos sopla en Madrid provoca el “nitrogenazo” reinante.
El NOx es un contaminante considerado cancerígeno cuando supera los 200 microgramos por metro cúbico de aire. La única solución en el corto plazo es realizar medidas preventivas de restricción del tránsito de vehículos con motores diesel, en especial del parque de vehículos más antiguos. Pero a largo plazo se debería impedir los atascos mediante el fomento de vehículos alternativos como los eléctricos, bicicletas y motocicletas, así como el uso del transporte público.
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