El estudio sobre la irrupción de las bicicletas como importante medio de transporte en las ciudades, analiza su impacto en relación a la movilidad general y a la seguridad vial. “La bicicleta es un elemento clave para una movilidad sostenible en las ciudades, pero su uso ha derivado en prácticas que no son aceptables para la seguridad”.
Además se indica que "la seguridad vial debe priorizar al peatón por encima de todo y que, en este sentido, la permisividad con que las bicicletas circulan en las ciudades, desplazándose por aceras y zonas peatonales, efectuando maniobras arriesgadas, con peligro de atropello de peatones, circulando en grupos, sin casco o con auriculares, genera situaciones de riesgo que hay que controlar".
Por ello aclaran que “el tráfico rodado de bicicletas, en aceras o zonas peatonales, deberían ser suficientemente señalizados de manera que el ciclista sepa cuándo puede y debe dejar de circular, debiéndose bajar del ciclo y llevarlo de la mano hasta que pueda circular de nuevo”.
En relación a la revisión del Reglamento General de Circulación se contemple la exigencia del “número de ciclista” que debería portarse con visibilidad suficiente en el dorsal del chaleco obligatorio o casco homologado. Además indican que debería ser obligatorio un seguro o que el ciclista respete una serie de normas de circulación: "se hace obligatorio establecer límites de velocidad medibles y verificables si se opta por la convivencia de peatones y ciclistas en algunas aceras y zonas peatonales".
Finalmente se solicita que todos los elementos de visibilidad sean homologados, incluido el chaleco reflectante y la iluminación del vehículo.
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