De este modo se reconoce que el uso de la motocicleta contribuye a la reducción de emisiones en la movilidad urbana. La decisión tomada por el Ayuntamiento de Madrid lo acerca a las políticas adoptadas en otras ciudades con problemas de contaminación como París, Londres o Bruselas, donde ya se reconoce el papel de las motocicletas para dar fluidez al tráfico.
Las motos destacan por su agilidad entre el denso tráfico rodado de las ciudades, reduciendo el tiempo de los desplazamientos entre un 50 y un 70%, y evitando los problemas de aparcamiento. Todo lo cual redunda en un menor tiempo generando emisiones contaminantes.
Los datos lo avalan
La moto supone el 9% de los desplazamientos y es el vehículo que menos contamina en NO2 y CO2, con un 0,2% y un 3,9% respectivamente.
Según consta en el informe sobre NOx publicado por el Ayuntamiento en 2010, “con la sustitución de un 9% de coches por motos se obtendría una reducción de un 4% de las emisiones totales de NOx y un 7,3% de NO2”.
Por eso El Plan de Calidad del Aire aprobado en el 2012 establece claramente que la moto es “un medio de transporte alternativo real al coche, ágil, de reducidas exigencias espaciales y poco contaminante”.
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