La Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes (DIA) ha subrayado que confía en que la mayor visibilidad de los radares contribuya a reducir el número de accidentes pues se conseguirá, según la Asociación, que “muchos conductores levanten el pie del acelerador y se salven vidas”. Indicando que el objetivo de los radares debe ser evitar la siniestralidad, las víctimas mortales y los heridos, “no están ahí con un fin recaudatorio”.
También piden a los conductores que no se basen en el umbral de tolerancia de los radares a la hora de fijar su velocidad. En este sentido, valoran positivamente la sustitución de 30 radares de punto por radares de tramo ya que con esa medida se evitará los frenazos al aproximarse a los puntos de control.
El presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo, ha incidido así mismo en que el hecho de que se señalicen los radares móviles establece una política de prevención. Por ello es importante “elegir correctamente la ubicación de los sistemas, señalizar su presencia y actuar con absoluta trasparencia en cuanto a los resultados que se obtienen”.
Según Arnaldo, el verdadero problema de las carreteras convencionales es el riesgo de colisión frontal, por lo que el mayor control de la velocidad en este tipo de vías no debe desviar la atención sobre el mismo.
Finalmente, el director de seguridad vial de la Asociación Mutua Motera (AMM), Juan Carlos Toribio, ha señalado que la señalización de los radares es una medida positiva en los puntos de conflicto, pero que es el ciudadano el que se tiene que acostumbrar a llevar la velocidad legalmente establecida y adaptarla a las condiciones del entorno por el que se circula.