En su búsqueda de reducción de los gases contaminantes y de un menor consumo de combustible los fabricantes de automóviles hace años que adoptaron de forma masiva los sistemas de sobrealimentación. Sin embargo, en el mundo de las dos ruedas su llegada está siendo mucho más lenta toda vez que son sistemas que incrementan la complejidad de la mecánica y encarecen el precio final del vehículo.
Pero los tiempos cambian, la necesidad manda, y los grandes fabricantes de motocicletas buscan la forma de adaptar sus productos a las nuevas normas de contaminación que entrarán en vigor en la UE dentro de unos años.
Suzuki ha sido el último de los cuatro grandes japoneses en patentar su propio sistema de sobrealimentación. El prototipo Recursion ya mostraba las intenciones de la marca en torno a una nueva generación de motores turbo.
Los planos presentados para la patente se asemejan mucho a las formas ya vistas en el motor del prototipo Recursion, pero sin información específica sobre el mismo solo podemos especular sobre sus cualidades o el tipo de motocicletas que lo incorporarán en el futuro.
A diferencia de las versiones 100x100 prestacionales que ha hecho Kawasaki del tema con máquinas de litro de prestaciones propias de la competición, en Suzuki se ha buscado una vertiente más práctica con motores de mediana cilindrada y una mayor economía de combustible.
El motor bicilíndrico en paralelo de unos 588 centímetros cúbicos, lograría gracias al turbo superar los 100 CV de potencia con un magnífico par motor de 100 Nm. Estos datos mejorarían por mucho las prestaciones de la GSX-R 600 al tener un par motor propio de una 1.000 y desde muy bajas revoluciones.
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