Los primeros en utilizarlos son los alumnos candidatos a entrar en la Policía Nacional. Estos futuros agentes tienen que superar un curso de 15 semanas en los que tienen que someterse a entrenamientos muy exigentes sobre una motocicleta. Incluso los agentes que ya integran la Policía Nacional desde hace años, tienen que hacer cursos de reciclaje cada cierto tiempo.

En dichos cursos las motocicletas son llevadas hasta el límite, lo que supone que los estudiantes a menudo se estrellan. Es un poco parecido a lo que ocurre en los entrenamientos libres de MotoGP. Cada corredor tiene que llevar su motocicleta al límite en cada curva para entender realmente cuáles son sus capacidades y las del vehículo.

En la formación de la Policía ocurre lo mismo, y como en MotoGP los alumnos deben estar protegidos por chalecos dotados con airbag. De hecho estadísticamente se ha constatado que los alumnos aspirantes a entrar en los cuerpos de seguridad se lesionan con demasiada frecuencia. Para evitar este hecho se ha adoptado el chaleco-airbag de HELITE.

A diferencia de los chalecos electrónicos, los chalecos HELITE se disparan de forma mecánica, lo que abarata mucho su coste y facilita su reutilización. El centro de formación tiene un promedio de un disparo de airbag por día, con los chalecos inalámbricos esto supondría un gran coste pues una vez usado hay que enviarlo de vuelta al fabricante.

Desde que se han incorporado los chalecos-airbag a las clases no hay lesiones en el tórax, el tronco o el abdomen, ni se ha contabilizado ninguna cervical o clavícula rota, que solía ser la lesión más común.

Esperamos que una mayor extensión en el uso de los chalecos con airbag abarate su uso y facilite la adquisición para el resto de motociclistas.

Fuente: Motorbiker