Está claro que ser multado no es del gusto de nadie y que cuando nos multan, salvo que tengamos muy claro que lo hemos hecho mal y tengamos la madurez suficiente para reconocerlo, nos suele llevar a tener sentimientos no muy positivos hacia la Administración sancionadora.
Bien pues esto también lo tienen muy claro algunos políticos como el señor alcalde de Fraga que, casualmente justo antes de las elecciones, ha solicitado a la Jefatura de Tráfico de Huesca que no se les ceda el radar, dado que “no se realizarán controles de velocidad en la ciudad de Fraga”.
Esto automáticamente convierte a Fraga en ciudad sin ley para todos aquellos desaprensivos que quieran circular a velocidad libre, al menos por unos días.
Sin embargo en otros ciudadanos, nos lleva a cuestionarnos la moralidad de los señores que nos representan y que elegimos en las urnas.
Se ve que ya no es suficiente con los escándalos económicos, el “todo vale” también se extiende a la seguridad vial, pues si concretamente para este “señor” que mantiene la más alta representación y gobierno de la ciudad de Fraga, el radar de tráfico no es un instrumento para mejorar la seguridad vial de sus ciudadanos, sino una herramienta para mejorar su imagen ante las elecciones, quiere decir que la seguridad de sus ciudadanos le debe importar más bien poco, luego, cuando sí decide hacer uso del dispositivo ¿qué objetivo tiene?
Y la siguiente pregunta es ¿no hay ningún filtro o procedimiento que inhabilite a este tipo de sujetos para ejercer cargos públicos?
Si tuviera que escribir lo que pienso llenaría varios folios de adjetivos poco propios de la organización que tengo el honor de representar, de manera que sencillamente, cada uno saque sus propias conclusiones.
Juan Manuel Reyes
Presidente
Asociación Mutua Motera