El experimento realizado sobre un gran número de conductores por los investigadores Luca Cian, Arandha Krishna y Ryan Elder, comprobó la velocidad de reacción ante las señales tradicionales, y otras más novedosas en las que la iconografía se representa con mucho más dinamismo, mostraron unos resultado mucho más positivos y un menor tiempo de reacción para estas últimas.
La explicación hay que buscarla en la propia evolución del ser humano, que desde los ancestros hemos creado mecanismos de percepción que asocian el movimiento veloz de un animal o un objeto con un peligro inminente. Por este motivo la percepción de movimiento dentro de los iconos de la señal de tráfico alerta al conductor de forma más rápida y eficaz, aumentando su atención y concentración sobre los mismos.
Este tipo de estudios ofrecen una nueva perspectiva psicológica y evolutiva para el diseño de las nuevas señales de tráfico que se implanten en nuestras carreteras y ciudades en un futuro próximo.
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