Jacques Peters presenta este guiño scrambler sobre la base de un Yamaha Virgo 750, consiguiendo un impacto visual que nunca se olvida. La moto parece salida directamente de los etílicos sueños del tequila.
Peters utilizó una vieja Yamaha XV750 de 1980 desauciada desde hace varios años que puso inmediatamente al día con una completa revisión del motor en colaboración con Greg Hageman, especialista en la marca de Iwata.
Las ruedas han sido sustituidas por las de una vieja Honda CX500 y se las ha dotado de unos impresionantes neumáticos todoterreno con los que se puede afrontar sin problemas los polvorientos caminos de su país. Otras piezas que han sido reemplazadas son el manillar, los espejos, faros e intermitentes, buscando siempre un equilibrio entre la capacidad off-road y el diseño retro.
El guardabarros y el depósito de combustible también son de nueva factura. Toda la sección trasera, con la incorporación de un asiento estampado con imágenes de la cultura mexicana (la muerte, cráneos, rosas, botellas de tequila “vacías”, etc.), que dota de la máxima personalidad a la "Dirty Mexican".
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