El director del SCT, Joan Josep Iserm, indicó que el incremento de la siniestralidad hasta 67 víctimas (5 más que el año pasado), se debe a “la antigüedad de la mayoría de los vehículos (el 35% no supera la ITV), a un incremento brutal de la movilidad (2,9% más intensidad) y a un fallo de las propias infraestructuras”.
Los nuevos radares se instalarán en la C-58 entre Sabadell y Badia del Vallès en sentido Barcelona y en la AP-7 entre Ulldecona y Amposta en sentido Tarragona, ambos con restricción de 120 km/h.
Dos más se instalarán en la N-II entre Fornells de la Selva y Quart (uno por sentido de circulación) y están tasados en 100 km/h; otros dos van situados en la misma N-II pero en el término municipal de Girona y velocidad máxima de 80 km/h.
Además se instalará un radar de tramo en el Bus-Vao Eco de la C-58 antes de que finalice el año, y se duplicarán los anuncios de radares con una antelación de 1.500 metros (los actuales están situados a 700 metros), con lo que se instalarán 110 nuevas señales de aviso de radar.
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